Una carta retrasada

Tengo quinientas veintiséis palabras para escribirte

pero sobre todo para que leas,

entre ellas;

te quiero y

te quise,

Aún no decido el orden.

Después algunas cosas atrasadas para contarte desde que no hablamos.

Al comienzo quería compartirte pensamientos y situaciones que me sucedían,

te imaginarás, lo del día a día.

Lo triste es que no tengo libertad de vos,

por eso me despierto contando las palabras de todo lo inutil que tengo para contarte.

Que no son más que manías, yo siempre forcé para que me dijeras lo que quería oir.

Estoy reescribiendo esta carta, luego de seis años, cuando me dispuse a reunir lo que salió de nosotros.

Y me doy cuenta que todo vino de mí, de mi fantasía adolescente de tener algo con vos, o con alguien.

Podría haber sido otro.

Y de hecho hubo otros, otros romances menos intensos, y tambien menos interesantes.

Lo que tuvimos, aunque precario, inspiró mi creatividad.

Dejé de pensar que gracias a vos comencé con la poesía, dejé de esperar la aprobación tuya o la de cualquier otro hombre.

Estar enamorada en aquel momento fue como ser incapaz, y en la distancia una encuentra los hilos,

la escenificación y la parafernalia que envolvía al objeto amado.

Y no porque fueras un objeto, pero uno rehifica al amor y lo dota de lo anhelado,

y sobre todo de lo que nunca ha tenido.

Yo quería una familia, una casa con flores y jardín, pero la fotografía de eso no es suficiente,

es como escribió Gelman:

No es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos.
Uno no hace estadía en el amor, y eso es lo angustiante,
debí haberlo concebido de otra manera.
Por eso ahora sé que ese sentimiento es dinámico.
Algunos hacen bien y se enamoran del presente, yo até mi amor a mi ansiedad
y amé siempre al futuro, a la incertidumbre, por eso fue lo mismo quererte a vos u a otro.
Es algo así como amar a la nada, amar lo que no existe y que no va a ser. Y he allí mi costumbre.
A veces me averguenzo, no voy a negarlo.
Pero esta carta es como una mayéutica donde puedo arrojar luz a algo que siempre estuvo ahí,
pero inaccesible.
Sí, la fantasía inicial es hermosa, es la novedad de lo desconocido, la aventura.
Pero sin caer en lugares comunes, es como cualquier adicción.
Por eso ahora creo que hay que educarse para amar, o mejor dicho,
nuestros padres han de educarnos para amar.
Como todo, cuando eso falla, de adultos debemos procurarnos ese aprendizaje.
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5 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Ixtab Aruma Ixmucané dice:

    Las tantas palabras sí sirven cuando escribís cosas como la que acabo de leer…
    quinientas veintiséis palabras son solo un número, lo importante es la calidad de tus palabras.

    Le gusta a 1 persona

      1. Ixtab Aruma Ixmucané dice:

        Gracias a vos por escribir tan bien.

        Le gusta a 1 persona

  2. Es mi primera carta, estoy dejando que las palabras salgan en el formato que quieran/puedan

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