Tu calle tiene el nombre
del segundo río más largo de Sudamérica.
Tu casa ocupa dos frentes
el río y el nombre de un médico y poeta.
Las piedras de la entrada,
la puerta de madera
con líneas verticales.
Las ventanas de la cocina
tienen canteros de flores.
El portón,
el número seiscientos tres.
Tus ojos no conocen tu techo al alba
la mirada clara de la mañana
a través de las cortinas blancas.
Tu casa duerme,
y el silencio hace hogar
en el frío de la sala,
al pie de la escalera, en los cuadros
de tu madre.