Un día sin poesía es tan triste como eso solo.
Un día fue el último del poema
y como si me hubiese suicidado,
una parte de mi murió cuando terminé de escribir algo con capacidad de conmoverme.
Todo lo que sucede es tan impropio, los objetos tan regulares
y el hastío tan insoportable, que nada llama la atención del poema.
Se necesita algo familiar y una mirada objetivamente para hallar un verso con sentido.
Encontrarse en un mundo ajeno
ser uno el objeto fuera de lugar, te dispone a ser materia de otro.
Estoy sola desde que no escribo porque el diálogo de mi cabeza no me interesa, si no existe una coma,
que marque una pausa.
Si no hay una imagen que pueda retratar con las palabras adecuadas.
No escribir es como no ver, o mejor dicho
es como ver todo sin capacidad de fijar la mirada en algo interesante.
He estado triste, me encontré sola de mí misma.