La resolana

Si de recordar se trata,

siempre diré; un jardín

a través de la ventana.

Siempre

es la mañana que descubriste

un silencio

entre gardenias y eucaliptos.

Enero o diciembre,

gotas pulverizadas, evaporadas por el sol

la resolana.

Una enumeración de olas rompiendo.

Llegar al mar, descalzarse y sentir

la temperatura del agua como una caricia fresca.

Siempre es el mismo poema.

Alguien observa desde el muelle.

Una vez la orilla amaneció con una hilera de kilómetros de caracolas rosadas.

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