Recuerdos de Pinamar/Comparación de las costas

Oriental Bay, Wellington

Cada texto que escribo

constituye una forma de narrarme a mí misma.

A veces quisiera escribir de otra manera, así como también experimentar ser otra persona.

Siempre me pregunto cómo sería haber nacido en un pueblo sin mar,

pero ese cuestionamiento no llega lejos porque apenas puedo imaginarlo.

Algunas personas adoran y conocen sus costas, tienen una relación estrecha.

Yo tengo una relación familiar,

no puedo estar lejos, pero puedo pasar meses sin verla.

No sé nadar, y solo ocasionalmente me zambullo, pero cuando lo hago, la vida es perfecta.

No hay una sensación similar a la del frío envolviéndome la cabeza y todo el cuerpo cuando las olas pasan.

Uno siente esa ondulación perfectamente desordenada de agua fresca y burbujas.

Todo el lenguaje relacionado al mar es fascinante, y varía dependiendo la actividad que uno realiza en el agua.

No es igual para el pescador que para el turista o el guardavidas.

Alfonsina, Mar del Plata

En Mar del Plata decimos, «nos vemos en la costa», en Pinamar es, «te veo en el mar».

Los turistas dicen «vamos a la Costanera» eso siempre los delata. Acá en Wellington está el Waterfront y luego cada bahía tiene su nombre, como en Mardel.

Otra cosa curiosa que pienso desde chica es que los pueblos que no dan al océano no tienen escapatoria.

No he experimentado sensaciones tan desagradables como llegar a un pueblo desde la ruta, recorrer las calles y no tener más límite que un cartel señalando el siguiente.

Me gustan las ciudades pequeñas y predecibles como la mía. Uno llega a Pinamar por la ruta, después de la primera rotonda ya está en la avenida principal que llega al mar y la otra avenida se llama «Avenida del Mar».

Muelle de los pescadores, Pinamar

Me agrada lo sencillo, y me gusta el olor a Pinamar todo el año, pero sobretodo en enero.

La mañana tiene su aroma fresco y de bruma, los mediodías son sofocantes y los olores más intensos. Por la tarde los pinos y eucaliptos desprenden su aroma característico cuando el viento los agita.

Y por las noches, cuando todo se calma, el sentido que se agudiza es el oído. Escuchamos los grillos y el sonido de las olas romper contra la orilla.

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2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Yo soy mas de Miramar….
    Casi 34 años en Madrid y sigo añorando esos veranos alli.
    Un saludo desde el otro lado del mundo.

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    1. Gracias por tu mensaje, difícil de superar nuestros veranos atlánticos! Saludos!

      Le gusta a 1 persona

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